Jose María Rodríguez Olaizola nos ayuda a pensar cómo transmitir la fe en la educación de hoy. A través de este video del encuentro de JECSE (la red europea de escuelas jesuitas), en Manresa (España), nos ayuda con algunas ideas para adaptarnos a los tiempos en los que vivimos.
Transmitir la fe es una buena noticia, duradera, de las que cambian la vida. Lo que debemos pensar es cómo traducir el evangelio al idioma de los jóvenes.
Tenemos que evitar la trampa de una interpretación literal. Debemos crear un relato para hoy, generar la conciencia en nuestros jóvenes que al menos la hipótesis «Dios» es posible.
El punto de partida religioso no lo encuentran en su familia, no lo encuentran en la sociedad, entre los iguales ni mayoritariamente en los medios de comunicación.
Reciben una buena noticia engañosa: puedes vivirlo todo, puedes tenerlo todo, puedes probarlo todo y siempre hay marcha atrás. Pero debemos transmitir que no se puede todo. A veces es necesario enfrentarlos con sus límites, para así ayudarlos a descubrir sus capacidades. Libertad es darle a la gente la capacidad de renunciar, sin que se sienta frustada.
La imagen de felicidad está muy asociada al éxito y a la diversión, incluso en la felicidad evangélica. El entender que en la vida también hay sufrimiento, libera. Hay que saber que a veces la respuesta no está en el tratamiento psicológico, está en el evangelio.
El reto es relacionar la enseñanza de Jesús con la vida de las personas hoy. Y se puede hacer, sin caer en el error de hablar de Jesús sólo como un personaje humano admirable. Tenemos que intentar transmitir que Jesús es el rostro de Dios para nosotros.
Este relato debe contar con las ideas del amor como fuerza motora de la vida, el sufrimiento como parte del camino y la pertenencia vinculada al concepto de comunidad.
Necesitamos acercarnos a este mundo contemporáneo con otras categorías, con otra sensibilidad, con una apertura distinta.