El monje benedictino Mamerto Menapace dijo una vez que tiene la percepción a medida que pasa el tiempo que no hay años buenos ni malos y que cuando uno evalúa un año tendría que evaluar cuanto fuimos capaces de amar, perdonar, de reír de aprender cosas nuevas. Y que para vivir un buen año uno tendría que entender que vinimos al mundo para tres cosas:
- Aprender a amar
- A dejar huella
- A ser felices
Estamos empezando el año estas palabras pueden ayudarnos y mucho no solo en este primer mes del año sino a lo largo del mismo.
Los invito a escribir la historia de estos 365 así: con amor, con pensamientos, sentimientos y acciones que dejan huellas en los otros y recordando que ser felices es también una decisión. Será sin dudas un buen año si al final del mismo amamos más y mejor, si hemos sembrado cosas buenas y si tenemos más alegría interior.
Que tengan buena semana.
Hna. María Elena Fernández
Inspectora