Cuentan que un capellán se aproximó a un herido en la batalla y le preguntó: ¿Querés que te lea la Biblia?
«Primero dame agua». Le dio lo último que tenía y no había más en km a la redonda. Volvió a preguntarle lo mismo. Y el otro dijo primero: «dame de comer». Le dio el último pedazo de pan de su mochila. Después dijo: «tengo frío», el capellán se sacó su abrigo.
Ahora si le dijo: «háblame de ese Dios que te hizo darme tu último sorbo de agua, tu último mendrugo de pan y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad».
Dar de comer, de beber, dar abrigo son realidades. Te invito a fijarte en esta semana en tu prójimo para hablarle así de Dios.
Que tengan buena semana.
Hna María Elena Fernández
Inspectora