Pedro fue miedoso y arrojado a la vez y Pablo un extremista y un apóstol incansable. Dos seres humanos cuyas vidas fueron distintas, pero los unió la gran pasión por seguir las huellas de Jesús.
Hoy tenemos otro Pedro que guía a la Iglesia que es Francisco. Un argentino, porteño, cuervo y vivió en Almagro. Un jesuita que tomaba el subte y frecuentemente visitaba a la Auxiliadora en su Basílica. Un ser humano como cada uno de nosotros.
Hoy tenemos a alguien que en nombre de Jesús guía a la Iglesia. Esta es una de las cosas más hermosas que tiene nuestra religión. Gobernada por hombres, fundada por Dios y guiada detrás de los hombres por el mismo Jesús.
San Pedro, San Pablo, Francisco. Recemos por la Iglesia y por el Papa siempre.
Que tengan buena semana.
Hna. María Elena Fernández
Inspectora