Algo en la vida muy sencillo pero muy real: muchas veces no nos damos cuenta de que nuestras necesidades y nuestros gustos no son iguales a los de los demás. No hagas como el marqués de Lu que al ver venir a una gaviota quiso agasajarla del mejor modo posible, puso a sus pies el mejor vino, la mejor música la mejor carne, pero la gaviota estaba triste y después de tres días murió.
Crees que es muy irreal, ¿Cuántas veces queremos e insistimos a los demás con cosas, deseos que solo tenemos nosotros y no el otro?
Las relaciones muchas veces no prosperan porque “sabemos” entre comillas lo que le viene bien al otro, sin mirarlo ni escucharlo. Jesús dice: todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos, no lo que me gusta a mi o quiero yo.
Que tengan buenas semana.
Hna. María Elena Fernández
Inspectora