«Un joven que tomó la salida equivocada de la vida, llama a las puertas del cielo. Pedro, exigente, le niega la entrada pretextando un sinfín de normas y preceptos incumplidos por este candidato a la gloria. El joven insiste y produce un serio altercado. Alertado Dios, concurre al momento. Pedro, cargado de razones, le explica la situación. Pero el buen Dios le replica: ¿cómo que al infierno?, ¿no ves que de donde viene es precisamente de allí? Ábrele, rápido,
las puertas del cielo.»
Seamos más cercanos, sin juicios negativos hacia los demás, que en esta tierra a nosotros nos toca hacer el bien.
Hna. María Elena Fernández
Inspectora